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ÉXODO JUJEÑO


 p. Dra. Elena N. Di Salvio (Miembro de Número del Instituto)

El 23 de agosto de 2012 se cumplen 200 años del éxodo jujeño, hecho significativo de la historia argentina, en el que Belgrano junto al heroico y abnegado pueblo jujeño, emprendió la retirada hacia al Sur.

 El proceso que desencadena  en el éxodo jujeño, se inicia  el  26 de marzo de 1812, fecha en la que Belgrano llegó a Yatasto, y tomó el mando de las tropas del Ejército del Alto Perú, encontró un ejército desahuciado, a lo que se sumaba la hostilidad de los pueblos, cansados de las dificultades de la guerra para sostener la revolución. Para reorganizar el ejército instaló el campamento en Campo Santo, Salta, cerca de la provincia de Jujuy. Poco a poco fue recuperando la confianza de las poblaciones.
En mayo instaló su cuartel en la ciudad de Jujuy, desde donde pretendía iniciar su campaña sobre el Alto Perú, aún sabiendo que no estaba en condiciones de encarar una guerra semejante. Entonces le escribió a Rivadavia, Secretario del Primer Triunvirato: “….Siempre me toca la desgracia de que me busquen cuando el enfermo ha sido atendido por todos los médicos y lo han abandonado…Bastante he dicho y bastante he demostrado con los estados que he remitido ¿se puede hacer guerra sin gente, sin armas, sin municiones, ni pólvora siquiera? Usted me ha ofrecido atender este ejército: es preciso hacerlo, y con la celeridad del rayo, no por mi, pues al fin mi crédito, es de poco momento, sino por la patria”.
En julio de 1812 Belgrano es informado que los realistas acaban de reforzar sus efectivos, hace publicar un bando el 14 de julio de 1812, por el que se convoca a todos los ciudadanos de Jujuy entre los 18 y los 35 años y forma un cuerpo de caballería, los Patriotas Decididos, que como su nombre lo indica se disponen a vencer o morir por la causa de la libertad. El ejército patriota no está en condiciones de resistir y la retirada se hace indispensable para evitar un encuentro que sería fatal para sus tropas. Por su parte, al campamento llegan órdenes del Triunvirato de abandonar Jujuy al enemigo y replegarse hasta Córdoba.
El 29 de Julio, Belgrano dicta un bando, haciendo extensiva la medida a la población, disponiendo la retirada ante el avance de los enemigos. En consecuencia, al retirarse el ejército sólo quedará tierra arrasada, delante del enemigo, pues ordena la destrucción de los sembrados que no se puedan recoger. El enemigo no deberá encontrar alimentos, ni animales de transporte, ni casa, ni objetos de hierro, ni efectos mercantiles, ni gente, que deberá acompañar al ejército en su retirada. Belgrano ordena el éxodo jujeño: quienes no cumplan la orden serán fusilados. Las clases populares acompañan ya sea por temor a los realistas o por adhesión a la causa americana. No ocurre lo mismo con la clase principal, algunos consiguen esconderse a la espera de Tristán, otros obedecen a Belgrano y se van con los bienes que pueden salvar.
El viaje al Sur comienza en los primeros días de agosto, a partir del 20, Belgrano extrae los elementos más pesados de la ciudad. La evacuación es lenta primero las carretas, después el traslado de los archivos y documentos de la ciudad. El 22 de agosto a la tarde se imparte la orden definitiva y el 23 de agosto el ejército inicia la retirada.
En cinco jornadas se cubren 250 Km. Las tropas de la retaguardia del ejército patriota, se enfrentan con las tropas de Tristán, mientras el pueblo jujeño continuaba su marcha al sur. Las tropas realistas de Tristán estaban cerca, pero no podían vencer la defensa patriota en la retaguardia.
Luego del triunfo de Piedras, Belgrano, se dirige a  Tucumán.   


 
El Éxodo Jujeño, cuadro de pintor anónimo de mediados del siglo XX. (Museo Histórico Provincial de Jujuy).
                                                                         

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