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MANUEL BELGRANO Y LA EDUCACIÓN

p/Sra.Norma Daniele (Miembro de Número del Instituto)

Todos conocemos -porque en nuestras familias siempre hay algún hijo, nieta, sobrino, o amigo que tiene alguno de sus integrantes dentro de nuestro sistema educativo, de gestión pública o privada- las dificultades por las que está atravesando la educación argentina. Tampoco nos son desconocidos, por  la difusión a través de los medios masivos de comunicación,  los logros y falencias de las políticas educativas de las últimas décadas.

 Sin embargo, tal vez nos asombrarían las respuestas que el mismo General Manuel Belgrano daría a estos mismos problemas, que sin duda van más allá del tiempo y del espacio porque hacen a la esencia de la educación y a cuestiones relacionadas con el ser nacional.

Belgrano preconiza las virtudes de la educación “… persuadido de que la enseñanza es una de las primeras obligaciones para prevenir la miseria y la ociosidad…”.   
   
Si estuviera ante nosotros podríamos preguntarle qué opina sobre la situación de mediocridad general que invade todo nuestro sistema educativo (Según el ranking publicado por la QS World University Ranking, la Universidad de Buenos Aires aparece en el número 270 de 400, en 2011)(1).
Seguramente, se habría basado, para dar una respuesta, en los muchos escritos y trabajos periodísticos suyos sobre educación publicados en el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, en 1802: “Educación Moral” y “Educación político-moral” en los números siguientes o bien en el artículo titulado:  “Educación”, publicado  en el Telégrafo Mercantil y en la edición extraordinaria del mismo Semanario , donde se publican sus discursos que como Secretario del Consulado, pronuncia durante la clausura de los certámenes públicos de la Academia de Náutica, de marzo de 1802 y enero de 1806.
         Sin saber nosotros demasiado sobre educación, intuimos que la hipótesis de Manuel Belgrano tiene indudablemente que ver con la mediocridad. A menor formación moral, cívica y académica, mayor será el índice de desocupación, miseria, y violencia en nuestra sociedad.
Así respondía  él a la joven nación que se estaba gestando y aún nos señala el rumbo a nosotros hoy:
 “El amor a nuestros semejantes es obra de la naturaleza; pero
el dirigirnos hacia los deberes de verdaderos ciudadanos es una
sagrada obligación que nos impone la sociedad.”.
Señalaba que “por desgracia el ( bello) sexo que principalmente debe estar dedicado a sembrar las primeras semillas lo tenemos condenado al imperio de las bagatelas y de la ignorancia”…No porque no tenga acceso al sistema educativo en la actualidad, sino porque está, a pesar de la falsa igualdad, manipulada por los medios masivos a ser consumidora y transmisora de valores consumista en su propia familia, a través del  fomento de la frivolidad y valores relativos. 
“¿Cómo ha de desarrollar las virtudes morales y sociales, las cuales son las costumbres que están situadas en el fondo de los corazones de sus hijos?
¿Quién le ha dicho que esas virtudes son la justicia, la verdad, la buena fe, la decencia, la beneficencia, el espíritu, y que estas calidades son tan necesarias al hombre como la razón de que proceden?”
“Nuestros lectores tal vez se fastidiarán con que les hablemos tanto de escuelas; pero que se convenzan de que existen en un país nuevo que necesita echar los fundamentos de su prosperidad perpetua, y que aquéllos, para ser sólidos y permanentes, es preciso que se compongan de las virtudes morales y sociales que sólo pueden imprimirse bien presentando a la juventud buenos ejemplos, iluminados con la antorcha sagrada de nuestra santa religión.”
         Estamos  todavía en una Patria joven y sería interesante tener una visión de las políticas educativas más amplia, no llenar la educación de palabras vacías sino de hechos, observando minuciosamente la realidad y escuchando a sus protagonistas.
         Frente al reclamo que la población  le hacía de escuelas para niñas, el General Belgrano escribió: “este asunto llama la atención pública y sería muy conveniente satisfacer los deseos del pueblo dándole una noticia, del estado de una disposición que tanto le interesa”(…)Ciudadanos (…)Discurrid, proponed arbitrios a nuestro gobierno que, como sean asequibles, los adoptará inmediatamente, pues que estas ideas son suyas y no se separan un instante solo de su atención, como del interés universal.”(2)
Sus pensamientos y su ejemplo sigue más que nunca vigente para la Argentina del siglo XXI.


(1)     La Nación. Viernes 16 de marzo de 2012. Pag. 11
         (2)Correo de Comercio, T. I, núms. 20, 14 de julio de 1810; 21, 21 de julio de 1810, 22, 28 de julio, y 23, 4 de agosto de 1810, Buenos Aires, 1810

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